A medida que aprendemos, almacenamos en la mente una representación de la información en forma de recuerdos y, cuando recordamos, estamos recuperando esa información. Pero algunas cosas las recordamos mejor que otras, y muchas veces necesitamos alguna pista para evocar algún recuerdo en especial.
Ebbinghaus demostró que recordamos mejor las cosas si nos tomamos un tiempo para aprenderlas. También comprobó que es más difícil aprender listas aleatorias de números o palabras que lo que tiene significado, y que tendemos a recordar el comienzo o el final de una serie mejor que la parte media.
Tendemos a olvidar lo que damos por finalizado. Por ejemplo, los camareros recuerdan mejor detalles de los pedidos que aún no están pagados que los que ya se pagaron.
Pero, ¿porqué recordamos algunas cosas mejor que otras?
- Los recuerdos de acontecimientos están conectados. Así, es más fácil recordar cosas si podemos asociarlas a dónde y cuándo las aprendimos.
- Cuando se interrumpe lo que estamos haciendo, la mente suele fijarse en esa actividad y la recordamos mejor que lo que ya no necesita nuestra atención.
- Los sucesos dramáticos y muy emocionales se graban en la memoria y recordamos claramente lo que estábamos haciendo cuando sucedieron.
- Los recuerdos se asocian a cómo nos sentimos cuando aprendemos algo y tendemos recordar lo que se ajusta a nuestro actual estado de ánimo.