Para finalizar con los síntomas afectivos dentro de la psicopatología de la afectividad, hoy nos ocupamos de la anhedonia, que se refiere a la incapacidad para experimentar placer, incluida dentro de los síntomas del deterioro esquizofrénico y entre los criterios diagnósticos de la depresión mayor; la paratimia o inadecuación afectiva, en la que la afectividad del sujeto en este caso no parece apropiada al contexto en que se produce y que suele aparecer en la esquizofrenia defectual, y en los síndromes orgánico-cerebrales, con cuadros de risa y llanto espasmódicos; la labilidad afectiva, que se refiere a cambios súbitos afectivos, que involucran especialmente a la expresión y que pueden o no ser consecuencia de un estímulo externo, asociando frecuentemente a un fenómeno conocido como “incontinencia emocional”, en el que el paciente rompe a llorar casi automáticamente al tiempo que explica que no siente tristeza alguna, reflejando la incontinencia en una falta de control en la expresión afectiva que es desmesurada; la distimia como disfunción del humor; la disforia que es una sensación de malestar general y más específcamente un estado de ánimo depresivo, aunque también se incluyen la ansiedad e inquietud; aprosodias, como trastornos del lenguaje afectivo que parecen pacientes con lesiones en el hemisferio derecho, que se muestra en forma de hablar con un ritmo inapropiado o con un tono emocional no acorde al contenido de la conversación; la alextimia, que se refiere a los pacientes que presentan la incapacidad para expresar sus afectos con palabras; rigidez afectiva, como pérdida de capacidad para modular y cambiar las emociones: el paciente quiere alegrarse, pero no puede, es capaz de explicar como quiere sentirse pero no es capaz de sentirlo realmente; la ambivalencia o ambitimia, que es la coexistencia de sentimientos positivos y negativos con respecto a un mismo objeto, contenido, vivencias o representación, como por ejemplo presentar amor y odio en relación a otra personal; y la abulia, como la impotencia para hacer obrar la voluntad, tomar una decisión o cumplir un acto deseado y reconocido necesario por el sujeto, se relaciona como un trastorno de la voluntad y se observa en los pacientes que, estando plenamente conscientes, no son capaces de iniciar, comunicar o regular conductas dirigidas a un propósito…