¿Minusválidos?

Desde hace ya un tiempo me propuse conseguir que la gente que tengo a mi alrededor cambie la palabra minusválido por diversidad funcional. Y no por una simple moda, ni por «tocar las narices», si no porque yo lo tengo muy claro, y así lo intento transmitir. En todo este tiempo que llevo de «cruzada» tengo que decir que el 99 % de las personas que me rodean, o me han rodeado, han asumido como normal el uso del término diversidad funcional, y cuando hablan de una persona con Síndrome de Down, con TEA, con movilidad reducida… ya no hablan de discapacitado o minusválido, sino que ahora dicen diversidad funcional. Les sale solo. Han integrado este término en su vocabulario, y estoy convencida que con este pequeño gesto estamos avanzando en el respeto a los demás, y a nosotros mismos.

Yo explico siempre porqué nadie es menos válido que nadie, que somos diversos en nuestro modo de funcionar. Pero aún así, en ocasiones, me encuentro con alguna persona que no lo entiende y no quiere asimilar el cambio en la forma de referirse a los demás.  Hoy mismo una persona me ha dicho que cambiar la forma de referirse a los que él llama minusválidos le parece una pérdida de tiempo, porque considera que si alguien es menos válido en tanto en cuanto no es igual de válido que los demás para hacer determinadas cosas, no es ofensivo ni insultante. Entonces yo me planteo, y le he planteado a esta persona: ¿Cualquiera de nosotros somos más válidos para correr rallyes que el piloto Albert Llovera? ¿Todos nosotros somos más válidos para viajar y recorrer mundo de la forma en que lo hace Albert Casals? ¿Somos capaces de posar ya no mejor, sino tan solo igual que lo hace Marián Ávila?

Todos somos más o menos válidos que otros para determinadas tareas, pero eso solo significa que somos diferentes en nuestras funcionalidades, que no es poco, y es maravilloso. Somos diversos, sin más.