Obesidad y dietas. Teorías explicativas

Julio, momento de (si no lo hemos hecho ya) plantearnos nuevos propósitos para el verano y, como no, sentimos la necesidad, aunque un poco tarde ya para este verano, de ponernos a dieta. Pero, ¿cómo funciona la regulación del peso?

Diversos modelos han tratado de explicar el papel de la ingesta de alimentos en el desarrollo de la obesidad. Vamos a ver cuáles han sido los principales.

  • Teoría del balance energético. Este modelo explica la obesidad como un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las gastadas, produciendo un balance energético positivo que, al persistir en el tiempo, lleva a un incremento del tejido adiposo. Este desequilibrio suele ser el resultado de los hábitos alimentarios y la actividad física. Para este modelo tiene gran importancia la tasa metabólica basal, o cantidad de energía que se necesita en condiciones de reposo y a temperatura constante, que es bastante estable, y se ve influida por la herencia, los hábitos alimentarios, la restricción alimentaria y los patrones de actividad física, existiendo, por lo tanto, una interacción entre las variables conductuales y biológicas. De ahí provienen el efecto suelo de las dietas, que se refiere al continuo incremento en la restricción calórica que se requiere en la dieta para seguir perdiendo peso; y el efecto techo en la sobrealimentación, que es aquél por el cual, a partir de un punto en la ganancia de peso, una sobrealimentación continua y progresiva deja de servir para seguir ganándolo.
  • Teoría del punto de ajuste o efecto setpoint. Se basa en la idea de que el peso de cada individuo se regula en torno a un punto de partida biológicamente programado, aunque flexible, influido por factores como la herencia o los hábitos alimentarios. Este punto se ajustaría, como un termostato, si la persona sufriera una modificación importante de su peso. Otro hallazgo, el ponderostato, amplía la explicación del concepto de setpoint, cuando los adipocitos tienden a vaciarse dejan de fabricar leptina y esto incrementa la sensación de hambre. En sentido inverso, cuando los adipocitos se llenan, la producción de leptina bloquea la sensación de hambre. Lo primero podría ocurrir en el contexto de una dieta hipocalórica, y dispararía la voracidad; lo segundo, tras un periodo de sobreingesta. Los estudios indican que para la modificación del setpoint hacen falta años de estabilidad (hasta seis).
  • Teoria conductual del aprendizaje. Desde un punto de vista más psicológico, este modelo trata de explicar la sobreingestión y el sedentarismo aludiendo al hecho de que los refuerzos a corto plazo resultan más poderosos que los que tienen efecto a largo plazo. Por ejemplo, la sobreingesta puede provocarnos efectos positivos potentes a corto plazo y solo a largo plazo consecuencias negativas, lo que indica que podemos mantener la sobreingesta a pesar de conocer sus efectos negativos.
  • Teoría de la ingestión emocional. Según esta teoría, la ingesta actuaría en las personas obesas como una forma de reducir la ansiedad, como una estrategia de afrontamiento. Según Bruch, trataría de una deficiencia de las personas obesas para diferenciar las sensaciones de activación emocional de las de hambre.
  • Hipótesis del control externo. Esta hipótesis establece que la ingesta de alimentos por parte de las personas obesas estaría en su mayor parte controlada por estímulos externos o ambientales en vez de por los estados fisiológicos, a diferencia de los que ocurriría en las personas con normopeso.
  • Teoría de la palatividad. Esta teoría indica que el sabor de los alimentos es uno de los factores clave para explicar cuánto se consume. Las personas son atraídas por el sabor, olor, textura… de determinados nutrientes más que por otros. Por ello, comen mucho más cuando cuentan con alimentos que los contienen, que cuando no ocurre esto. La obesidad sería el resultado de la combinación entre una preferencia marcada biológicamente por los alimentos grasos y una cultura industrializada que proporcionaría un acceso ilimitado a este tipo de productos.

Por otro lado, y para finalizar, existiría otra serie de factores que se van modificando a medida que la persona gana peso, rompiendo los mecanismos biológicos que sirven para la estabilización del peso, hasta llegar a una situación en la que, sin necesidad de una elevada ingesta, el cuerpo sigue ganando peso de modo continuado. Se trata del aumento de los problemas de movilidad, contribuyendo a un descenso de la misma y un aumento del sedentarismo. La aparición de problemas articulares, apneas del sueño y otros problemas de salud que refuerzan el sedentarismo a través de la aparición de dolores y cansancio. El estigma asociado a la obesidad también puede crear en algunas personas sentimientos de culpa y descenso de la autoestima, con ansiedad y depresión que aumentará la probabilidad de ingesta emocional para calmar el estrés, o de implicarse en tratamientos farmacológicos que aumentarán el apetito y la ganancia de peso. Las propias dietas hipocalóricas en las que se pueden embarcar también pueden favorecer el aumento de peso.

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