Aunque la obesidad es un factor de riesgo para la salud, podemos llegar a afirmar que, en la práctica, la mayoría de personas que se embarcan en hacer una dieta lo hacen por motivos estéticos relacionados con los estándares culturales.
La estrategia más común consiste en iniciar una dieta basándose en información que se encuentra de forma más o menos casual (folletos, medios de comunicación, internet, prescripción médica…). La mayoría se basan en la restricción de alimentos más calóricos. Respecto a la efectividad de las dietas hipocalóricas sobre el objetivo de perder peso, todas ellas funcionan a corto plazo, y una vez que se abandonan, la recuperación del peso en el medio o largo plazo es casi inevitable, siendo la principal causa del denominado efecto yo-yo, o cambio cíclico de peso.
Al no poder mantener el cambio deseado, la persona se puede ver inclinada a iniciar una y otra vez una nueva dieta, y la fluctuación del peso conlleva más riesgo que el sobrepeso en sí. De esta forma, fluctuaciones modestas de 4-5 kg. en personas sanas apenas representan un riesgo para la salud, pero fluctuaciones mayores, y en personas que presentan enfermedades o factores de riesgo, pueden ser peligrosas.